Una de las últimas veces que mi mujer y yo estuvimos tomando
una cerveza con nuestro hijo y su novia, nos
preguntaron cómo se hacía para llevar tantos años juntos (38 entre noviazgo y
matrimonio. Ellos llevan unos meses) y les hablábamos de amor, respeto,
compromiso, tolerancia… y sobre todo de saber ceder en muchos momentos.
El caso es que dándole vueltas al tema me pregunto ¿qué es
para mi el amor?
Pues bien, para mi el amor, a diferencia del enamoramiento,
no es un sentimiento sino una decisión. El amor es una opción.
Enamorarse es súper fácil pero amar es más difícil porque es
un ejercicio diario y eso implica un esfuerzo. Es decir, el amor comienza con un
sentimiento pero al final se convierte en un acto de la voluntad que elige
amar, que decide amar.
Porque los sentimientos son cambiantes, son pasajeros.
No podemos estar contentos todos los días ni tristes todos los días.
Si nos damos cuenta, hasta en la fórmula del sacramento del
matrimonio, los contrayentes dicen “Yo te recibo a ti como esposo/a y me
entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la
salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”
o lo que es lo mismo, “yo te recibo y acepto como mi esposo/a porque quiero
compartir tus tiempos, tanto los buenos como los malos y serte fiel en lo
pequeño pero también en lo grande. Y alentarte sin empobrecerte. Y aconsejarte
sin imponerme. Y cuidarte cuando estés enfermo/a pero también cuando estés
sano/a porque quiero elegirte y amarte como hoy todos los días de mi vida”.
El que ama siempre está disponible para dar y cuando los dos
lo entienden y lo practican, esa relación tendrá sentido para ambos hasta el
punto que puede ser una relación sin fecha de caducidad. Como una madre que soporta
las tonterías, los desplantes y los errores de su hijo. Y no importa cuantos
desplantes tenga, lo sigue queriendo, porque hace años tomó la decisión de
amarlo y esa es una decisión que no se deja, que no cambia.
Porque el amor genera y necesita compromiso, sacrificio,
lealtad, ética e integridad. En el amor hay pactos, reglas, sacrificios. En el
amor se elige si quiero ser fiel, si quiero ser leal, si quiero respetar a mi
pareja incluso cuando nadie me ve y cuando no se va a enterar.
El amor es incondicional. Es luchar hombro con hombro con el
otro para lograr un objetivo común.
Y si decides no hacerlo, también es una decisión, que igual
que la de amar, traerá consecuencias a tu vida. Tú decides pagar el precio o
no. Tú decides amar o no.