Por petición popular, esta entrada tenía que incluir una receta y como el pueblo es soberano (habla, pueblo, habla) y el blog es mío, pues aquí os dejo una nueva recetita, fácil, fácil y rica, rica. Vamos a ello.
Calabacín con mejillones
Podemos utilizar mejillones congelados (que sean de buena calidad) o frescos (mejor) que habrá que abrirlos al vapor con un chorrito de vino blanco, una hojita de laurel y unos granos de pimienta sin moler.
Poner en un cazo un par de cucharadas de aceite de oliva y sofreír una cebolla en trozitos. Añadir una cucharadita (de las de postre) de harina y remover. Añadir el contenido de un bote de tomate triturado y ajustar de sal y azúcar (para quitar la acidez), un chorrito de brandy, pimienta molida y un poco de caldo de pescado (vale el de brick) o del caldo de abrir los mejillones (colado para evitar impurezas). Dejamos cocer de 10 a 15 minutos y al final añadimos los mejillones para que cojan el sabor.
En una sartén antiadherente pincelada de aceite hacemos a la plancha uno o dos calabacines en rodajas (no muy hechos, que queden un poco tiesitos).
Preparamos el plato poniendo una cama de rodajas de calabacín y encima los mejillones con un poquito de salsa. Otra opción es presentarlo como pinchos, ensartando en un palillo uno o dos mejillones sobre una rodaja de calabacín y echándole por encima un poquito de salsa.
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