Desde que era niño, el pollo ha sido uno de mis platos favoritos, independientemente de la forma en que estuviera preparado. Si bien es cierto que con los años me he ido "refinando" y ahora elegiría otros platos, también lo es que me sigue gustando mucho.
Aquí os dejo una receta de
POLLO A LA NARANJA
que me dio una paciente en la consulta y que está realmente rica.
Necesitamos un muslo de pollo (con su contramuslo) por persona humana que vaya a comer, naranjas, ajo, cebolla, perejil y tomillo, sal, pimienta y aceite de oliva.
Limpiamos bien el pollo quitándole la piel y los trocitos de grasa “visibles” y lo colocamos en una fuente honda (por cierto, una pregunta tonta. ¿si la piscina es honda el mar es toyota?), lo cubrimos con zumo de naranja y lo dejamos macerar un par de horas (si lo hacemos la víspera, puede estar 10-12 horas macerando en el frigorífico).
Una vez pasado el tiempo de maceración, sacamos el pollo del recipiente, lo salpimentamos y lo doramos en una cazuela con una cucharada de aceite por cabeza.
Cuando el pollo esté doradito, lo sacamos de la cazuela y lo reservamos. Entonces echamos en la cazuela la cebolla troceada, el ajo laminado, perejil picado y una ramita de tomillo y lo sofreimos todo.
Luego añadimos el pollo y el zumo de naranja de la maceración, tapamos la cazuela y dejamos cocer a fuego suave hasta que esté hecho (unos 20-25 minutos).
Si queréis quedar como unos señores (o señoras, según el ministerio de igual-dá) lo podéis servir en una fuente decorada con una naranja en gajos y/o en rodajas.
Esta es una versión apta para dietas de adelgazamiento, pero como siempre os digo, las recetas no tienen que ser "rígidas" y las podemos ir modificando a nuestro gusto (dejamos la piel, quitamos el tomillo, añadimos vino blanco o cointreau, rallamos una peladura de naranja, etc, etc...)
Y a comer (y a chuparse los dedos)
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