Todavía vivimos en la
creencia de que las buenas personas son las que piensan en los demás antes que
en ellos mismos.
De hecho, solo la
idea de anteponerse uno mismo por delante de los demás nos suele generar un
conflicto interior y nos provoca un estado emocional negativo.
Pero si cambiamos el enfoque, podemos comprobar que en
realidad, esta es una creencia errónea, que hay que vivir de dentro hacia fuera
y que no podemos ofrecer lo mejor al mundo y a las personas que nos rodean si no
nos escuchamos a nosotros mismos.
Y no se trata, para nada, de un sentimiento egoísta, de pensar solo en
nosotros y que el resto no nos importe una mierda, no. Precisamente, como nos
importa el resto, pensamos en nosotros, intentamos mejorarnos a nosotros mismos
e intentamos ser nuestra mejor versión para poder ofrecer a los demás lo mejor
de nosotros.
No sirve de nada pensar en los demás cuando lo que les
estamos ofreciendo no es nada positivo. Y es imposible que ofrezcamos algo
positivo cuando nos estamos silenciando, cuando no nos estamos escuchando y
cuando estamos haciendo lo que los demás quieren pero no lo que nosotros
queremos.
Por eso os invito a que reflexionéis sobre ello, a que
miréis en vuestro interior, os convirtáis
en vuestra mejor versión y ofrezcáis a todo el mundo que os rodea lo
mejor de vosotros. Porque nadie puede ofrecer lo que no tiene.
Realmente, mirándolo desde este punto de vista y dándole
este nuevo significado, pensar en uno mismo deja de ser un acto de egoísmo para
convertirse en un acto de generosidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario