Es curioso, pero tenemos el hábito de acumular objetos inútiles
creyendo que un día, no sabemos cuándo, podremos necesitarlos. Tenemos los trasteros llenos de ropa, juguetes, zapatos, muebles, utensilios
domésticos y otras cosas que ya no usamos desde hace bastante tiempo.
Y del mismo modo, dentro de nosotros tenemos el hábito de
guardar sentimientos y resentimientos, broncas, tristezas, miedos…
En realidad no es lo que guardamos, sino la actitud de
guardar lo que estanca nuestra vida, ya
que cuando guardamos estamos considerando la posibilidad de falta y de carencia
y con esa postura no seremos capaces de afrontar el futuro con confianza.
Limpiemos, por tanto, los cajones, los armarios, nuestro cuarto, el
garaje… y de igual modo, eliminemos lo que es inútil en nosotros y en nuestra
vida para que la prosperidad y las cosas nuevas puedan llegar a ella, porque mientras
estemos material o emocionalmente cargados de cosas viejas e inútiles, no
encontraremos espacio para nuevas oportunidades.
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