Es increíble la cantidad de cosas que se pueden decir sin decir ni pío.
Un gesto, una mueca, una postura, una actitud corporal, un silencio… pueden ser mucho más expresivos que cualquier palabra.
El lenguaje corporal, el facial y el gestual, son también formas de lenguaje, lo mismo que el lenguaje hablado o escrito, e igual que el lenguaje hablado, hay que saber manejarlos con su ritmo, cadencia, entonación, etc.
Si aprendemos a manejar y combinar los distintos tipos de lenguaje, tendremos menos problemas al comunicarnos con los demás y podremos transmitir mejor el mensaje que queramos hacer llegar a nuestro interlocutor. Incluso podremos ser capaces de transmitir sentimientos y emociones…
¿y a qué viene todo esto? Pues todo esto viene a consecuencia de que ayer estuve viendo en el teatro la obra Garrick, del grupo El tricicle. Son unos verdaderos maestros del gesto y de la mueca y consiguen, sin palabras, transformar en parodia cómica situaciones de la vida cotidiana, lo que demuestra que también son grandes observadores de lo que ocurre a su alrededor.
Y si para muchos de nosotros ya es difícil hacernos entender con o sin palabras, ellos consiguen algo mucho más difícil: hacer reír… y sin palabras.
Hora y media de risas y sonrisas. Hora y media que se pasa volando. Miras el reloj y preguntas ¿ya?
Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo cuando estás a gusto y lo estás pasando bien.
Del final de la obra, un detalle: Los tres actores se colocaron junto a las puertas de salida del teatro y fueron despidiendo y agradeciendo uno a uno, con una sonrisa y un apretón de manos (sin miedo a la gripe A) a todos los espectadores.
Y de la obra, un par de frases de la voz en off que servía de hilo conductor a los gags de los cómicos:
- Todo el mundo sonríe en el mismo idioma
- Quien sea capaz de reírse de si mismo, siempre tendrá motivo de diversión
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