Otro de los errores de bulto que a mi entender cometen algunas personas que quieren perder peso, es que esperan que su médico les controle la dieta.
Yo digo a mis pacientes que no les voy a controlar y se suelen sorprender.
Ya somos bastante mayorcitos como para saber cómo tenemos que hacer lo que tenemos que hacer y, por supuesto, nadie va a ir detrás nuestro con una vara de avellano para ver si hacemos o no bien las cosas.
Nuestro médico nos va a dirigir. Va a ir diciéndonos lo que debemos o no debemos hacer para conseguir lo que nos hemos propuesto.
De nada sirve un director de orquesta si los músicos no hacen caso de sus indicaciones y, mucho menos si no saben tocar el instrumento que les corresponde.
Tengamos claro que no vamos a engañar a nuestro “director”. Podemos hacer todas las trampas que queramos y él, además, creérselas; y aún así, no le engañaremos (acaso podemos volverle loco pensando qué cambios hacer en nuestra dieta). Pero lo cierto es que a la única persona que conseguiremos engañar es a nosotros mismos. Y eso, creedme, no nos reporta ningún beneficio.
Fijaos en el diálogo que mantienen estas dos amigas. A lo mejor no os suena tan extraño.
-No es por nada, chica, pero ese morenazo del fondo de la barra no te quita ojo.
-Ya lo sé. Es que es mi dietista y me estoy comiendo un cruasán.
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