La dieta mediterránea consiste en un "estilo de vida" basado en una dieta variada y equilibrada en la que predominan los alimentos obtenidos a partir de los cultivos tradicionales de esta zona geográfica bañada por el mar Mediterráneo (es decir, el trigo, el olivo y la vid) así como determinados hábitos de vida, como la socialización que, en cierta medida, están relacionados con los hábitos de alimentación.
Hablamos de una dieta que se ha ido desarrollando a lo largo de varios siglos y en la que, sin duda alguna, han influido gran cantidad de culturas que de una u otra manera han aportado ciertas características propias, dando como resultado que las características finales de la dieta mediterránea son la consecuencia de una sabiduría popular transmitida de padres a hijos a través de los siglos.
Está demostrado que los principales alimentos que componen esta dieta (pan, aceite de oliva, frutas, verduras, legumbres, hortalizas, pescado y vino) tienen efectos beneficiosos para la salud, destacando la baja incidencia de enfermedades cardiovasculares y de cáncer, teniendo como consecuencia una mayor longevidad de la población.
Como decía al principio, la dieta mediterránea es un "estilo de vida" y como tal comprende un conjunto de conocimientos, prácticas, rituales, tradiciones y símbolos relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales y también con la forma de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos.
Comer juntos es uno de los fundamentos de la identidad y continuidad culturales de las comunidades de la cuenca del Mediterráneo, lo que pone de relieve los valores de hospitalidad, buena vecindad y diálogo intercultural, desempeñando además un papel esencial como factor de cohesión social en los festejos y celebraciones al agrupar a gentes de todas las edades, condiciones y clases sociales.
Por todo esto, el pasado 4 de diciembre, La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) acordó que la dieta mediterránea sea inscrita como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en Chipre, Croacia y Portugal, tres años después de aprobarlo para España, Grecia, Italia y Marruecos, con lo que la dieta mediterránea es ya Patrimonio de la Humanidad en siete países.
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