En una reunión de crecimiento personal, el orador tomó un vaso con agua y lo enseñó al respetable. Todos los asistentes esperaban la clásica pregunta ¿está medio lleno o medio vacío? pero la pregunta fue ¿cuánto pesa el vaso?
Las respuestas no se hicieron esperar: 150grs, 200grs, 250grs... incluso hubo algún listillo que se preguntó si solo se refería la peso del vaso o también había que calcular el del agua que contenía...
Al cabo de un rato, el ponente explicó: Realmente, no importa lo que pesa el vaso, sino el tiempo que lo sostengo. Si lo sostengo un par de minutos, no hay problema, pero si lo sostengo un par de horas, la cosa cambia y el brazo me dolerá... y si lo sostengo un día entero, seguramente mi brazo se entumecerá e incluso se paralizará...
Si nos damos cuenta, el peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sostengo, más pesado y más difícil de soportar se vuelve. Incluso genera dolor e impotencia donde antes no los había.
Y el profesor continuó diciendo: Las preocupaciones son como este vaso de agua. Si pienso en ellas un rato, no pasa nada. Si pienso en ellas mucho tiempo, empiezan a doler, pero si pienso en ellas tooodo el día, acabaré sintiéndome paralizado e incapaz de hacer nada.
Así que ya sabemos: Acumular tensiones y preocupaciones o soltar la carga antes de que comience a doler, solo depende de nosotros. No aferremos ese vaso demasiado fuerte ni durante demasiado tiempo. De vez en cuando hay que parar el pensamiento y acordarse de soltar el vaso.
1 comentario:
Cuanta razón tienes Jose... Algo que estoy aprendiendo ultimamente es a surfear sobre las situaciones, buenas, malas, regulares...Creo que es muy importante darle la magnitud y el tiempo justos a cada situación, aunque muchas veces nos cuesta y nos "ahogamos" en ese vaso de agua...
Linangel.
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