miércoles, 27 de junio de 2012

be corcho

("Be water, my friend").
Decía Bruce Lee: "No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, y déjala crecer, sé como el agua. Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza, se convierte en la taza. Si pones agua en una botella, se convierte en la botella. Si la pones en una tetera, se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua, amigo mío".
En estos tiempos de incertidumbre y tribulaciones que nos toca vivir, creo que esta cita viene como anillo al dedo, pero como yo tengo una filosofía de vida más de tipo "low cost" que el chino este (por cierto, para los chinos crisis significa también oportunidad), creo que si no somos capaces de ser como el agua, nos puede venir muy bien ser como el corcho.
Me explico.
Tú tiras un corcho al agua y no se hunde.
Si la corriente va hacia un lado, el corcho se adapta y va en esa dirección. Si la corrienta cambia de dirección, el corcho lo hace con ella.
Si una turbulencia o un fuerte oleaje lo empuja hacia el fondo, el corcho, sin ningún esfuerzo, vuelve a emerger.
Si en la superficie del agua se producen ondas, el corcho realizará una oscilación vertical pero no se desplazará con las ondas.
Si el sol aprieta y evapora el agua, el corcho se seca y espera a que aumente el caudal.
Si colocas un corcho en un sedal entre la caña y el anzuelo, te indicará si los peces están picando.
Si el agua corre el riesgo de salirse de una botella, el corcho se adapta al cuello de la botella e impide que el agua se desparrame.
El corcho es ligero, elástico y resistente a los agentes químicos.
Es un excelente aislante térmico y acústico y tiene una gran impermeabilidad.
Tiene elevada resistencia al desgaste y aguanta muy bien la presión, y es capaz de recuperar su volumen inicial cuando la presión cede.
No exige apenas cuidados de mantenimiento y al ser un producto natural, respeta el medio ambiente, incluso durante su proceso de extracción.
No me digáis que todas estas características no nos vendrían más que bien para capear el temporal que nos está cayendo encima.
Así que ya sabéis, contra las crisis, ya sean económicas, personales, sociales, evolutivas, circunstanciales, de pánico, de pareja...
"Be corcho, my friend"


sábado, 9 de junio de 2012

consejos para hacer la compra

En esta entrada voy a intentar daros unos pequeños consejos que os pueden ser de utilidad a la hora de hacer la compra. Tomad nota de estos cuatro:

- No vayáis al mercado con hambre.
- Llevad una lista de lo que necesitáis.
- No os olvidéis las gafas.
- Pensad en verde.

Ahora vamos a desarrollarlos un poco.

1.- No vayáis a la compra con hambre. Si paseáis por los pasillos del supermercado con hambre, es más que probable que acabaréis echando al carro cosas que no necesitáis pero que en esos momentos os llamarán poderosamente la atención precisamente por esa sensación de hambre. Y además, está demostrado que esas cosas de más serán cosas caprichosas, de picoteo y de alto poder calórico.

2.- Llevad una lista de lo que necesitáis. Pero haced la lista (escrita) en casa siendo conscientes de lo que falta en la despensa. Lo ideal es tener en la cocina un lugar (pizarra o cuaderno) donde ir apuntando lo que nos vamos acordando que se ha terminado o que necesitamos reponer. No os fiéis de vuestra memoria. Si no lo lleváis escrito es muy probable que os olvidéis de alguna cosa necesaria y que os llevéis en vuestra cesta cosas que no os hacen falta. Llevad bolígrafo e id tachando las cosas que ya habéis comprado y cuando la lista esté tachada por completo, será el momento de ir a la caja, pagar e ir a casa con el recado.

3.- No os olvidéis las gafas. Si las necesitáis para leer, claro. Serán muy útiles para leer la composición de lo que compréis. La parte delantera de los envases es la de la publicidad. Ahí es donde el fabricante va a intentar llamar nuestra atención (que si 0% azúcar, que si baja el colesterol, que si nos vamos a volver más altos, más guapos, más rubios y con los ojos más azules...). No os dejéis embaucar por los cantos de sirena de la publicidad y dad la vuelta al envase. Ahí es donde está lo verdaderamente importante: La composición. Fijaos en la cantidad de calorías por cada 100 gramos de producto y, muy importante, en la cantidad y sobre todo en el tipo de grasas que contiene ese producto. Como idea fundamental, quedaros con esta: Si en la composición pone grasa o aceite vegetal y no especifica de qué tipo (o son de coco, palma o palmiste), o pone que lleva grasa o aceite parcialmente hidrogenado o que contiene aceite o grasas hidrogenadas, procurad evitarlo. Todas esas leyendas esconden un tipo de grasas (saturadas, trans) que aumentan muchísimo el riesgo cardiovascular.

4.- Pensad en verde. Y no estoy haciendo publicidad de ningún tipo de cerveza, no. Si en vuestro carro de la compra al final predomina el verde, es decir, verduras, frutas y hortalizas, seguro que es una buena (y sana) compra. Los productos frescos son siempre una buena apuesta.

Bueno, por hoy ya vale.
Y ya  sabéis que este blog está abierto a vuestros comentarios y que  estoy deseando recibirlos.

domingo, 3 de junio de 2012

receta 39: RAPE ALANGOSTADO

Hoy toca receta y como siempre, fácil, fácil y rica, rica.
RAPE ALANGOSTADO
Se trata de preparar una cola de rape con la apariencia de una cola de langosta. 
Necesitamos una cola de rape sin piel ni espina central, por lo que salen dos piezas. Pimentón dulce, aceite de oliva virgen extra y sal.
Preparamos una pasta con 2 cucharadas de aceite de oliva y tanto pimentón como se necesite.
Se sala la cola de rape y se unta con la pasta de pimentón.
Los puristas la atan con un cordel dando vueltas para semejar más la forma de la cola de la langosta, pero no es necesario.
Envolver la cola de rape ya preparada en film plástico bien apretada y después en papel de aluminio, presionándolo bien.
Repetir lo mismo con la otra pieza.
Se sumergen los paquetes en una cazuela con agua hirviendo. Esperar 5 minutos. 
Sacar los paquetes del agua y dejarlos enfriar (se pueden introducir en agua con hielo o meterlos al frigorífico).
Desenvolver y cortar en rodajas a modo de medallones.
Servir en frío con una base de lechugas (venden bolsas ya preparadas) y con un poco de mahonesa baja en calorías o salsa rosa.
Degustar y disfrutar.