No cabe duda. El sobrepeso (y más aún la obesidad), además de conllevar un exceso de peso (es decir, de kilos), conlleva también un aumento de volumen corporal (o sea, de centímetros). Este aumento de volumen modifica la estética, lo que para muchas personas es un problema más importante, si cabe, que la repercusión que puede tener sobre su salud. Y este es un aspecto que no podemos obviar al hablar del tratamiento del exceso de peso.
Es más, podríamos asegurar que, en muchos casos, el componente de frustración, ansiedad, depresión más o menos enmascarada, rechazo social, etc. que origina este problema a no pocas personas influye muy directamente en el estado de salud, si no física, sí psicológica, de quien sufre este problema.
Por tanto, no deberíamos considerar siempre una frivolidad el hecho de querer adelgazar solo (o principalmente) por una motivación fundamentalmente estética, de “verse mejor”, “más guapo”, “más hermosa”.
Está claro que si perdemos peso, también perderemos volumen, pero lo que no está tan claro es la relación entre pérdida de peso y pérdida de volumen. Es decir, no hay una relación directa en el sentido de, por ejemplo, cada kilo que pierdo, disminuyo un centímetro de perímetro.
Hay ocasiones en que vemos que una o varias semanas hemos bajado peso pero sin embargo no notamos pérdida de volumen y, en cambio, otras veces notamos una disminución ostensible de volumen sin apenas haberse movido el peso.
Para entenderlo mejor, usaremos una comparación con dos ciclistas que van haciendo relevos. Los dos van avanzando hacia la meta, pero unas veces es uno el que va delante y en otros momentos es el otro el que avanza más rápido. Ambos avanzan, pero no exactamente al mismo tiempo.
Con nuestro organismo ocurre parecido. Al adelgazar no solo bajamos grasa. También hay eliminación de líquidos, combustión de proteínas, etc., y dependiendo de la composición corporal de cada persona, se movilizará más o menos cantidad de volumen, ya que no abulta lo mismo un kilo de grasa que un kilo de músculo.
¿Os acordáis de aquella pregunta que nos hacían de niños? ¿Qué pesa más, un kilo de paja o un kilo de plomo? Pues eso es lo que intento explicar y a lo mejor así me entienden mejor. Ambos pesan lo mismo (un kilo) pero no abultan igual.
Tanto es así que recuerdo que hace unos cuantos años coincidieron en mi consulta dos mujeres. Una de ellas, una catalana muy maja, llevaba perdidos 8 kilos en poco más de dos meses y me decía que no lo entendía, que seguía usando la misma ropa que al principio y que en lo único que se notaba que había bajado volumen era en los pies porque se le salían los zapatos. La otra, una mujer de bastante edad, había perdido “solo” seis kilos en casi seis meses, pero estaba encantada de la vida porque había bajado tres tallas de falda.
Como veis, una “pequeña” diferencia en la relación kilos y centímetros que dificulta sobremanera el hacer una previsión al respecto.
Otro dato: si hubiera una relación fija peso/volumen corporal, todas las personas de la misma altura que pesaran lo mismo tendrían la misma talla de ropa porque abultarían lo mismo y todos sabemos que eso no es así ¿verdad?
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