martes, 19 de noviembre de 2013

cuestión de equilibrio

En todos los momentos de nuestra vida tenemos que tomar decisiones. A menudo no es fácil decidir qué hacer. Somos responsables de nuestra vida, de nuestra carrera, de nuestras relaciones…  Tenemos que vivir nuestra vida conscientemente y obrar conscientemente.
Hay quien dice que cuando necesitamos tomar una decisión importante es necesario mantener la cabeza fría. Por otro lado también hay quien defiende que  no hay que  olvidar que somos seres humanos  y por eso hay ocasiones en las que tenemos que escuchar solo al corazón.  Otros piensan que para vivir una vida equilibrada  lo ideal es hacer caso a nuestras emociones pero al mismo tiempo no perder la cabeza.  Digamos que un 50% de emoción y un 50% de intelecto parece ser lo ideal.  El problema es que cuando las emociones están en medio no es tan fácil mantener la cabeza fría.
Lo que parece cierto es que hay que tomar las decisiones con la cabeza y con el corazón.  No podemos evitar los sentimientos, pero debemos adaptar nuestra toma de decisiones a la situación. En los negocios, en el trabajo, se toman las decisiones con más objetividad. En las relaciones personales, cuesta más.   Quizás el problema sea que no sabemos usar correctamente nuestras emociones.
Cada situación y cada decisión es diferente. Nunca somos capaces de decidir solo con la razón o con el corazón, sino que ambas cosas toman parte en cada una de nuestras decisiones, aunque no siempre sea en proporción 50/50. Hay casos en que debemos tener la cabeza fría cuanto nos sea posible y otros que tenemos que escuchar al corazón y dejar de lado las razones, pero siempre sin olvidar que si tomamos las decisiones con el corazón en la mano, las tomaremos sin corazón.


sábado, 16 de noviembre de 2013

maleta

La vida es solo un momento. Un momento solo tuyo. Por eso, mientras estés a tiempo, disfrútalo en su totalidad. Vive ahora. Vive tu vida y no te olvides de ser feliz, que a la postre es lo único que importa y que realmente vale la pena. Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga, porque las cosas materiales y todo aquello por lo que luchas se van a quedar aquí...
Hace tiempo me contaron una historia que decía más o menos así:
Un hombre murió y vio a Dios acercarse con una maleta.
-Vamos, hijo, es hora de partir
-¿Qué traes en la maleta?
-Tus pertenencias.
-¿Mis cosas, mi dinero?
-Eso nunca te perteneció, eran del mundo.
-¿mis talentos, mi inteligencia?
-Eso no era tuyo, eran de las circunstancias.
-¿Mi familia, mis seres queridos?
-Esos no son de tu propiedad.
-¿Traes mi cuerpo?
-No, ese era del polvo.
-¿Mis recuerdos?
-Son del tiempo.
-Entonces ¿traes mi alma?
-Esa es mía.
En ese momento, lleno de miedo, el hombre cogió la maleta, la abrió y... ¡estaba vacía!
-¿Nunca tuve nada?
-No. Y sí. Cada uno de los momentos que viviste fueron solo tuyos...