Al inicio de una conferencia sobre el estrés, el orador colgó frente al público una gran hoja de papel blanco. Luego, con un marcador negro dibujó una mancha irregular.
¿Qué ven aquí? Preguntó.
Uno tras otro, los presentes fueron contestando: una mancha negra.
Eso supuse, dijo el orador. Ninguno de ustedes se fijó en la hoja blanca, aunque tiene una superficie mucho mayor. Precisamente de eso hablaremos hoy…
¿Cuál es la actitud con la que te enfrentas a una situación?
¿Te fijas en todo lo que tienes o en lo poco que te falta?
¿En todo lo que sabes o en lo mucho que no dominas?
¿En todo lo que puedes o en lo que te gustaría pero no te sale?
Tu estado de ánimo dependerá de cual sea la actitud con la que enfoques el día. Y ese estado de ánimo determinará tu predisposición a la acción. Y de tu manera de actuar dependerán los resultados que obtengas.
¿Qué no te gustan los resultados? Cambia tu actitud y muy posiblemente cambie tu percepción de los mismos.
Al fin y al cabo, la emoción que sientes, sea la que sea, no existe por sí sola sino por la explicación que tú le das.
Hoy se presenta ante ti esperando a que tú le des forma. Lo que suceda hoy depende en gran parte de ti. Escoge que tipo de día vas a tener hoy y…
¡ten un gran día!