Hay muchas veces en la que la solución para nuestra situación vital es “hacer menos”.
Es cierto que mucha gente dice lo contrario, que si no ves resultados la solución es meter más horas, pero hacer más de lo mismo y esperar un resultado diferente quizás no sea lo más coherente.
El principio de Pareto, o principio del 80/20, básicamente viene a decir que el 80% de los resultados que obtenemos cuando perseguimos cualquier objetivo provienen de un 20% de acciones importantes, mientras que el 20% restante del resultado viene motivado por ese 80% de acciones que ocupan mucho tiempo, dan mucho trabajo y poco rendimiento.
La aplicación de ese principio de Pareto en muchas de nuestras actividades diarias es lo que nos permite “hacer menos” y seguir teniendo buenos resultados. Lo que yo llamo “rentabilizar el esfuerzo”. Además, ese 80% de trabajo que apenas da resultado es lo que muchas veces nos come la moral en nuestro día a día y nos hace sentir insatisfechos con nosotros mismos.
Está claro que no es lo mismo “estar ocupado” todo el tiempo que estar haciendo una actividad que dé buen resultado. ¿Cuántas veces hemos dicho u oído aquello de “no he parado en todo el día pero no he hecho nada”? ¿cuántos de nosotros reconocemos esa sensación de tener algo que hacer todo el tiempo y a la vez la de que parece que no avanzamos casi nada en nuestros objetivos?
La filosofía de “hacer menos” no es una excusa para no intentar nada y luego echarle la culpa a cualquier otra cosa ajena a nosotros. Más bien, “hacer menos” lleva implícito “hacer mejor” cualquier cosa que nos propongamos. Y no hablo sólo de trabajo (de días de trabajo sin parar no se libra ni el apuntador), sino de cualquier actividad, por nimia que sea, de nuestra vida cotidiana.