martes, 24 de octubre de 2017

Pepe. Papá.

Ha fallecido mi padre. Jose Antonio Hernández. Pepe para la familia y amigos.
Hablar de Pepe es hablar de bonhomía, una bonita palabra cuyo significado, más que bonito, es hermoso.
Bonhomía significa Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento.
En los tiempos que corren, cada vez es más raro que una persona sea reconocida por los demás como alguien con esas características de “buen hombre” o “buena persona”.
Y en gran parte es complicado por las apreciaciones de su propia definición: “…en el carácter y en el comportamiento” lo que convierte las características de la bonhomía en todo un estilo de vida.
Pues bien, eso era, o mejor dicho, eso es Pepe. Sencillamente un buen hombre y a la vez, un hombre bueno.
Un buen esposo. 66 años de matrimonio, y la imagen que tengo grabada intentando, en su lecho de muerte, incorporarse para darle un beso a mi madre, lo confirman.
Un buen padre y abuelo. Sus cinco hijos y sus parejas, sus nietos y biznietos os lo aseguran.
Una buena persona, siempre dispuesto a ayudar y a compartir.
Una buena sonrisa, siempre, hasta en los últimos días, con la cabeza ya perdida, dispuesto al chiste y al buen humor.
Y también, un buen maestro en esto de la bonhomía, porque eso es lo que nos enseñaron en casa cuando éramos pequeños. Por eso, qué bonito sería que intentáramos rescatar al niño que fuimos y que aprendió a ser “buena gente” y volver a ser no buenos a secas, ni ingenuos, sino personas plenas de bondad en el corazón y sencillez en las maneras, como Pepe nos enseñó.
A lo mejor no es tan difícil. La base ya la tenemos ¿la buscamos y la sacamos a relucir?

Post data: Como decía uno de los chistes que contabas… “qué mala suerte, para un día que sales en las esquelas, hoy no lees el periódico”

Descansa en paz, papá. Te lo has ganado.


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