domingo, 2 de diciembre de 2018

el amor es una opción

Una de las últimas veces que mi mujer y yo estuvimos tomando una cerveza con nuestro hijo y su novia, nos preguntaron cómo se hacía para llevar tantos años juntos (38 entre noviazgo y matrimonio. Ellos llevan unos meses) y les hablábamos de amor, respeto, compromiso, tolerancia… y sobre todo de saber ceder en muchos momentos.
El caso es que dándole vueltas al tema me pregunto ¿qué es para mi el amor?
Pues bien, para mi el amor, a diferencia del enamoramiento, no es un sentimiento sino una decisión. El amor es una opción.
Enamorarse es súper fácil pero amar es más difícil porque es un ejercicio diario y eso implica un esfuerzo. Es decir, el amor comienza con un sentimiento pero al final se convierte en un acto de la voluntad que elige amar, que decide amar.
Porque los sentimientos son cambiantes, son pasajeros. No podemos estar contentos todos los días ni tristes todos los días.
Si nos damos cuenta, hasta en la fórmula del sacramento del matrimonio, los contrayentes dicen “Yo te recibo a ti como esposo/a y me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida” o lo que es lo mismo, “yo te recibo y acepto como mi esposo/a porque quiero compartir tus tiempos, tanto los buenos como los malos y serte fiel en lo pequeño pero también en lo grande. Y alentarte sin empobrecerte. Y aconsejarte sin imponerme. Y cuidarte cuando estés enfermo/a pero también cuando estés sano/a porque quiero elegirte y amarte como hoy todos los días de mi vida”.
El que ama siempre está disponible para dar y cuando los dos lo entienden y lo practican, esa relación tendrá sentido para ambos hasta el punto que puede ser una relación sin fecha de caducidad. Como una madre que soporta las tonterías, los desplantes y los errores de su hijo. Y no importa cuantos desplantes tenga, lo sigue queriendo, porque hace años tomó la decisión de amarlo y esa es una decisión que no se deja, que no cambia.
Porque el amor genera y necesita compromiso, sacrificio, lealtad, ética e integridad. En el amor hay pactos, reglas, sacrificios. En el amor se elige si quiero ser fiel, si quiero ser leal, si quiero respetar a mi pareja incluso cuando nadie me ve y cuando no se va a enterar.
El amor es incondicional. Es luchar hombro con hombro con el otro para lograr un objetivo común.
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Y si decides no hacerlo, también es una decisión, que igual que la de amar, traerá consecuencias a tu vida. Tú decides pagar el precio o no. Tú decides amar o no.


viernes, 17 de agosto de 2018

de plena actualidad

No sé de donde saqué esto, pero lo tenía guardado hace tiempo y al releerlo me he dado cuenta de que son principios que se usan continuamente, tanto por los medios de comunicación (todos) como por los partidos políticos (todos) y diversas organizaciones de todo tipo.
No deja de dar un poco de miedito ver como nos manipulan, pero si somos conscientes de los métodos que utilizan, a lo mejor podemos, aunque solo sea de vez en cuando, ser más críticos con lo que vemos y oímos para poder evitarlo.

LOS 11 PRINCIPIOS DE LA PROPAGANDA (Goebbels, Alemania nazi):

Principio de simplificación y del enemigo único.
Adoptar una única idea. Individualizar al adversario en un único enemigo.


Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. 


Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.


Principio de la exageración y desfiguración.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.


Principio de la vulgarización.
Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.


Principio de orquestación.
La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".


Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.


Principio de la verosimilitud.
Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.


Principio de la silenciación.
Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines (!!!).

Principio de la transfusión.

Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.


Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.



viernes, 13 de julio de 2018

¿adelgazar caminando?


Se estima que 1 kilo de tejido adiposo tiene aproximadamente 855 gramos de grasa y 155 gramos de agua. Como cada gramo de grasa produce 9 kilocalorías (Kcal), un kilo de tejido adiposo producirá 9 x 855 = 7695 kcal. Por tanto, si queremos perder peso, nos interesará saber que se calcula que para perder un kilo de grasa es necesario un gasto calórico neto de 7.700 kcal aproximadamente (siempre teniendo en cuenta factores como si padeces sobrepeso o no, si eres sedentario, etc).  Dicho a groso modo,  para perder 1 kilo de tejido adiposo tenemos que comer unas 7700 kcal menos de las que gastemos o bien quemar unas 7700 kcal más de las que ingerimos.

 Partiendo de estas premisas, podemos preguntarnos ¿cuánto hay que andar al día para perder un kilo de peso a la semana?

Pues bien, teniendo en cuenta que al caminar avanzamos en cada paso un promedio de 75cm, en un kilómetro daremos una media de 1333 pasos.

Por otra parte, como ya hemos dicho que un kilo de grasa aporta unas 7700 Kcal, para perder un kilo en una semana debemos gastar 1100 kcal al día más de las que ingerimos.

Por tanto, si para perder 70 Kcal debemos dar 1.333 pasos, para perder 1.100 kcal tendremos que dar unos 21.000 pasos. O lo que es lo mismo, caminando 21.000 pasos al día (que equivalen a unos 16 km), lograremos perder 1.100 kcal diarias (por supuesto, si no aumentamos las calorías que ingerimos).

Y todo esto teniendo en cuenta que la velocidad con la que caminemos y nuestro peso corporal son dos factores que determinan el número de calorías quemadas durante la marcha. Si caminamos más lento, perderemos menos que si lo hacemos más rápido y si pesamos más, consumiremos más calorías.



domingo, 17 de junio de 2018

tú no eres ellos


Hablando de adultos,  cada uno es responsable de su vida, o lo que es lo mismo, tú no eres responsable de las acciones de los demás. 
Pero del mismo modo que no eres responsable de las acciones de los demás, sí lo eres de cómo reaccionas ante ellas. Tu angustia, tu depresión, tu estrés, tu insomnio y todas esas emociones  que te mortifican por lo que hacen o dejan de hacer  los otros, no solo no resuelven sus problemas sino que agravan los tuyos.
Si te fijas, todos los cursos de meditación, higiene mental, crecimiento personal…  conducen todos al mismo punto y este punto es que cada uno es responsable de su estado interior, nadie más lo es. Tú solo puedes tener influencia directa sobre ti mismo/a y los demás, igual que tú, tienen todos los recursos necesarios para resolver sus propias vidas. 
Como mucho, tú solo puedes, además de predicar con el ejemplo,  darles tus consejos y, a partir de ahí, ellos deciden si los siguen o no.
Así que a partir de hoy, toma la decisión de dejar de ser quien asume sus responsabilidades  e intenta resolver sus problemas y cargar con sus culpas y trata a los demás como los adultos independientes y autosuficientes que son. 
Asume que tu deber para con ellos y para contigo mismo/a es mantener la calma y dejar que cada uno resuelva lo que le corresponde.  
Verás como las cosas empiezan a funcionar mejor cuando cada uno, incluido tú,  sepa y decida lo que le corresponde hacer.




martes, 1 de mayo de 2018

tienes razón, pero no me convences

No quiero convencer a nadie de nada.
¿Quién soy yo para decir que algo es como yo digo?
Yo solo quiero dar a conocer (mostrar, que no demostrar) lo que entiendo como cierto en este momento, ya que lo que veo ahora como tal no tiene porqué coincidir con lo que pensaba hace unos años y, casi con total seguridad, no lo hará en un futuro.
En todo caso, que sea mi propia convicción la que te convenza, no cualquier esfuerzo que pueda hacer para convencerte porque cuando se está seguro de algo, no hacen falta razones para levantar la voz.
Lo malo es que algunos llaman razonamiento a encontrar argumentos para seguir creyendo lo que creen.
Tratar de convencer a otra persona no deja de ser atentar contra la libertad de creer que cada uno tiene que llegar a la verdad (su verdad) por sus propios medios, porque al fin y al cabo cada convicción no es más que una historia de búsquedas, contradicciones, tanteos, errores, aciertos, correcciones, filtros y, en definitiva, experiencias.
Por eso, al final, cuando no entiendas las razones, deja de razonar... y acepta.
Y por encima de todo, sé feliz. Sin razones.






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miércoles, 7 de febrero de 2018

no más excusas



Cambiar un hábito por otro requiere, sin duda alguna, un esfuerzo, ya que cualquier cambio supone modificar una serie de comportamientos que ya tenemos instaurados en nuestro subconsciente y automatizados en nuestro modo de vida.

Cuando hablamos de dieta y ejercicio, es decir, de vida saludable, pasa lo mismo. Todos tenemos buenas intenciones, pero cuando toca renunciar a la cervecita con patatas fritas cuando estamos con los amigos o hay que ponerse las zapatillas para salir a correr, cualquier excusa nos vale para posponer esas buenas intenciones para más adelante.

Y excusas, podemos encontrar un montón y así nos inventamos pretextos para justificar nuestra inactividad o nuestra mala alimentación, o lo que es lo mismo, nuestra falta de compromiso con nosotros mismos.

Pero lo peor de todo, es que nos acabamos creyendo que esas excusas son verdad e intentamos justificarlas. La buena noticia es que todas esas justificaciones, se pueden rebatir y podemos encontrar tantas motivaciones como excusas.

Recuerda tu prioridad número uno: Primero tienes que estar sano. Después, todo lo demás. Si no gozas de un buen estado de salud físico y mental, difícilmente podrás rendir eficazmente en otros campos de tu vida. Incluso tu imagen es un reflejo de tu salud porque una buena alimentación, una condición física saludable y una buena calidad del descanso nocturno tienen como consecuencia una buena imagen.



En el tema de la alimentación ¿Quién que haya estado a dieta no ha aprovechado que tiene invitados, o que come fuera de casa o que está nervioso, o que tiene algo que celebrar o, o, o...? Pero puestos a buscar excusas, una de las que se esgrimen con más frecuencia es el tipo de actividad laboral que se realiza. Os puedo asegurar que he conocido en la consulta a personas que ejercían trabajos distintos y que todos los que se lo han planteado seriamente y con una actitud positiva, han conseguido adelgazar, les haya costado más o menos.



Y si hablamos de hacer ejercicio, siempre escucharemos la excusa de que “No tengo tiempo”.

Vamos a ver, “alma cántaro”. Una semana tiene 168 horas. Si descontamos 8 horas diarias de sueño, te quedan 112 horas. Quitemos 10 horas diarias de trabajo (8 horas de jornada laboral y 2 de tareas de casa) y aun así te quedan 60 horas semanales ¿me quieres decir, de verdad, que no puedes sacar tres horas a la semana para hacer ejercicio? Pues que quieres que te diga. No me lo creo. Y más cuando las estadísticas dicen que pasamos una media de tres horas ¡diarias! delante del televisor…

Además, siempre será mejor hacer poco que no hacer nada ya que el mero hecho de hacer algo ya es positivo para tu cambio de hábitos porque tu cuerpo necesita ser estimulado con una cantidad mínima de actividad física, que hecha de una manera regular, favorece que se vayan produciendo pequeñas adaptaciones beneficiosas para tu condición física.



En resumen, cualquier excusa es buena para cuidarse.





sábado, 6 de enero de 2018

bendición para el día de reyes

Hoy es día de regalos.
Os propongo el regalo de compartir la mesa y los alimentos, disfrutando de la compañía.
El regalo de charlar animadamente sabiendo escuchar sin interrumpir al otro.
El regalo del cariño, siendo generosos en gestos, besos, caricias, abrazos, palmadas y apretones de manos.
El regalo de la sonrisa, esa línea curva que lo endereza todo, que cuesta muy poco y vale mucho y que dura un instante pero se recuerda mucho tiempo.
y sobre todo, os propongo que recordemos que siempre, siempre, siempre, el regalo no está dentro del paquete sino en las manos que lo entregan.



jueves, 4 de enero de 2018

¿Cómo no me van a gustar los Reyes Magos?

Hay quien dice que los Reyes son los padres. Yo lo puedo confirmar.

Es una fiesta, la de los Reyes Magos, que en mi casa siempre se ha celebrado por todo lo alto y que he mamado desde pequeñito. 

Durante varios años, mi padre fue Baltasar en donde trabajó toda su vida, el antiguo INP (hoy INSS) y por sus rodillas pasaron los hijos de todos sus compañeros y, cómo no, nosotros, sus hijos,  también.  Y unos años después, mi hermano Edu cogió su testigo y también hizo de Baltasar varios años en el Colegio San José y entonces fue mi hijo el que pasó por sus rodillas alucinando con todas las cosas que el Rey sabía de él.

Al principio, lo recuerdo preparando la noche anterior todos los bártulos para ir a cazar (su excusa para no estar con nosotros por la mañana) y luego entendí porqué nunca cazaba nada.

Más tarde, lo recuerdo preparando el maquillaje con una mezcla de corcho quemado y cerveza. 

Este Baltasar, siempre llevaba en el bolsillo un buen puñado de pipas de Oriente que iba repartiendo entre los chavales y que todos coincidíamos en que sabían igual que las pipas de girasol de aquí.

También llevaba un anillo “de oro” que ofrecía a besar a las madres de los niños (las esposas de sus compañeros) que al acercarse recibían un chorro de agua directamente en la cara ya que era un anillo de broma conectado a una pera de agua. Lo mejor era que las mamás no se podían quejar delante de los niños para no delatarlo.

¡Todavía están en su casa los pendientes de bisutería que utilizaba ese día! El primer día que vio a mi hijo con un pendiente, no dijo nada, se fue a su habitación y salió con los pendientes de Rey Mago colgando de las orejas y partiéndose el pecho de risa… 

Y para colmo, el otro día encontré en su casa el diploma que le acredita como “Cuarto Rey Mago” y que se lo envió como agradecimiento una de las ONGs con las que colaboraba habitualmente.

¡¿Cómo no me van a gustar los Reyes Magos?!