jueves, 26 de octubre de 2017

El ángel del humor (réquiem por mi padre)

Ayer enterramos a mi padre. 
Tuve la suerte y el privilegio de estar con él, agarrándole las manos, mientras daba su último aliento. No puedo expresar la sensación de calma y de sosiego que experimenté en ese momento y que quedará en mi corazón para siempre. 
Las últimas semanas han sido duras, viendo como una persona que quieres tanto, se va apagando y consumiendo poco a poco. Los dos últimos días, entre el fallecimiento, el tanatorio, el cementerio y el funeral, son realmente agotadores, pero yo creo que necesarios para ayudarte a elaborar el duelo en condiciones.
No puedo estar más orgulloso de mis hermanos (incluyo a mi primo Emilio, mi quinto hermano), de mi mujer y de mis cuñados, igual que de mi hijo y de mis sobrinos, por como se han portado ante las circunstancias. Mi mujer siempre dice que los Hernández somos muy fiesteros y que siempre estamos buscando excusas para celebrar algo (razón no le falta), pero que eso es fácil y lo difícil es ver cómo se reacciona cuando vienen mal dadas (aquí razón, le sobra). Pues bien, ahora que han venido mal dadas, creo que hemos estado a la altura de las circunstancias, así que, hermanos, nos hemos ganado el derecho de seguir intentando celebrar lo bueno para seguir igual de unidos en lo no tan bueno.
Eso sí, a Edu, mi hermano pequeño y compañero de fatigas junto con Pili en eso del correr (los afamados y nunca bien ponderados Hernández-Bolt) le voy a dar unas collejas. Con lo sereno que yo estaba, ayer, al acabar el funeral, hizo que un par de lágrimas se asomaran a mis ojos con el emotivo texto que leyó en la iglesia. Texto que por entrañable, emotivo y porque me da la gana, transcribo a continuación para que los que ayer no pudisteis acompañarnos podáis disfrutar de él y los que ya lo escuchamos, si queremos, podamos recordarlo:

"Adiós, Papá.
Llegó el día en que nos dejaste para irte con Jesús y María, tus Amigos del Alma y a los que tanto has querido durante tus más de91 años.
Tengo el corazón roto, al igual que todos nosotros, pero quería darte las gracias.
Gracias por ir conmigo al fútbol y ver mis partidos cuando era pequeño.
Gracias por esos chistes que nos contabas, que por cierto, eran malísimos, pero con los que yo me reía como loco. Ahora están Jose y Maite para contarlos igual de malos. Cuando llueva sabré que alguno has contado y está todo el mundo llorando de risa allí arriba.
Gracias por esos domingos en la chopera del Iregua con la familia y los amigos.
Gracias por ser nuestro Rey Mago particular en las Navidades.
Pero sobre todo, GRACIAS, por todos los valores que nos has inculcado: educación, respeto, honestidad, lealtad, fidelidad... y por la familia que junto a mamá creaste y de la que nos sentimos orgullosos de formar parte.
Sé que en ocasiones no compartía tu manera de ver las cosas, pero esas discrepancias también ayudan, desde luego, a reforzar los lazos.
En una ocasión, un domingo por la tarde, tomando café en casa, te pregunté que si echando la vista atrás, habías sido feliz en tu vida y me dijiste que más que feliz, con mamá, tu compañera de toda la vida, tus hijos, nietos, amigos, trabajo...
han sido más de 91 años de felicidad plena, así que con eso nos quedamos, papá.
quería agradecer profundamente a mi mujer Natalia, a mis cuñados Lorenzo, Justo, Agustín y Maite y a mis primos, más que primos, hermanos, Emilio e Isabel, el trato la ayuda y el cariño que hasta el último momento han tenido con papá. Exactamente igual que si fuese el suyo. Y lo mismo digo de sus cuidadoras Fina, Geno y Poli que tanto y con tanto cariño nos ayudan. Mis hermanos y yo no lo olvidaremos en la vida.
Quería hacer una mención especial a mi hermana Pili, que hoy es su cumpleaños. Enterrar a tu padre es terrible, y si lo tienes que hacer el día de tu cumpleaños, no os lo quiero ni contar. Pero así es la vida y a veces tiene estos caprichos. De todas formas, siéntete privilegiada por tener a tu lado tanta gente que te quiere, quédate con su sonrisa y brinda por él cada año que llegue.
¡Ah, papá! antes de despedirme, una cosa: Cuando te encuentres allí arriba con la tía Sole y el tío Emilio, diles que estén tranquilos, que aquí vamos a seguir cuidando de mamá como hasta ahora y les das un beso muy fuerte de todos nosotros, que nos acordamos mucho de ellos y les echamos mucho de menos.
Ya te dije que el día que te fueses, iba a venir un montón de gente a despedirse de ti y que la iglesia se iba a quedar pequeña. Como ves, no me he equivocado.
Gracias a todos por venir, de todo corazón.
Descansa en paz, papá.
Te querremos eternamente."


No hay comentarios: