domingo, 15 de mayo de 2011

mirada interior

Cuentan que un mendigo llevaba un montón de años sentado a la orilla de un camino.
Un día pasó por allí un desconocido.
“Una monedita, por caridad”, murmuró mecánicamente el mendigo mientras alargaba su mano.
“No tengo nada que darte”, dijo el desconocido. Después preguntó “¿qué es eso en lo que estás sentado?”
“Nada” contestó el mendigo. “Solo una caja vieja. Me he sentado en ella desde que tengo memoria”
“¿Y alguna vez has mirado lo que hay dentro?” preguntó el desconocido
“No” dijo el mendigo “¿Para qué? No hay nada dentro”
“Échale una ojeada” dijo el desconocido.
El mendigo, refunfuñando, se levantó y abrió la caja. Con asombro, incredulidad y gran alegría, vio que la caja estaba llena de monedas de oro.

¿Por qué nos empeñamos en buscar soluciones afuera sin atrevernos a mirar dentro de nosotros mismos? ¿Por qué mendigamos migajas de aceptación, de seguridad, de amor, de placer, de paz, de alegría… mientras tenemos en nuestro interior un tesoro infinitamente mayor que todo lo que el mundo exterior nos pueda ofrecer?


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